martes, 4 de septiembre de 2018

L@s homosexuales y el Papa

¡Hola rockers!

Hoy os quiero comentar un tema, que siempre ha estado presente pero últimamente se le da más énfasis. Resulta que estos días se ha generado en las redes sociales una campaña bajo el hashtag #MeQueer que anima a las personas a exponer sus recuerdos y vivencias del momento en el que comunicaron a familiares y/o amigos su diversidad sexual o los problemas que tuvieron cuando salieron del armario. Pues bien, miles de personas han confesado en Twitter sus experiencias, en ocasiones traumáticas, al hablar con su familia, sobre el abuso sufrido en el colegio, la incomprensión y las burlas por ser gays, lesbianas, bisexuales, trans... He de confesar que algunas historias hielan la sangre y te hacen llorar.

El chico cuyos padres prohibieron coger en brazos a su hermano pequeño tras decirles que le gustaban los chicos, el joven que fue a buscar un carrete de fotos reveladas para esconder aquella en la que aparecía con mucha pluma por vergüenza de que la familia la viera, los chavales que huían del pueblo y las chicas que se quedaron sin amigas, el niño en cuya casa dejaron una nota anónima: "tu hijo es maricón"... Otro chico que relató el miedo que sentía al llegar al colegio a la vez que su hermana, por si esta se percataba de cómo le humillaban sus compañeros, y la mortificación aún mayor cuando ella plantó cara a los abusadores para defenderle. Tanto dolor y muchas lágrimas.

La semana pasada se conocía la historia de un niño norteamericano de 9 años que se suicidó, probablemente por el hostigamiento que padeció después de declararse gay ante toda su clase.

Estas parábolas del desamparo, la violencia gratuita y la falta de caridad no aparecerán en ningún catecismo del presente. A la vuelta de un incómodo viaje a Irlanda, en el avión, que es el lugar que el Papa elige para impartir la doctrina de andar por casa, Francisco contestó a la pregunta de qué deben hacer los padres cuando constaten la orientación homosexual de sus hijos. "En primer lugar les diría que recen, que no condenen, que den espacio al hijo o a la hija". Y bien, ojalá se hubiese callado, porque continuó así: "cuando se manifiesta desde la infancia hay muchas cosas por hacer por medio de la psiquiatría..." ¿De verdad? La respuesta buena era la única que hay: el amor, pero el Papa prefirió no salirse de los estrechos senderos que conducen invariablemente a la discriminación y al discurso del odio.

No me sirven los argumentos que absuelven al señor Francisco porque sus oponentes y enemigos son peores y más reaccionarios que él. La réplica a la pregunta del meapilas del hijo homosexual da la medida de su capacidad para gestionar el principal escándalo que afronta la Iglesia, el de la pederastia practicada de forma organizada, sistemática e impune por los sacerdotes católicos, cuyas víctimas se cuentan por miles en todo el mundo.

La teoría de la manzana podrida se va quedando un poco corta para explicar los cientos y cientos de denuncias de niños y niñas abusados que morían en los cajones del Vaticano, el cesto entero parece estar agusanado.

No hay psiquiatras suficientes en el mundo para aliviar los calvarios a los que los señores del alzacuellos sometían a los pequeños, víctimas vulnerables cuyo silencio se aseguraba a base de amenazas y miedo.

No hay terapia que les ayude ahora que son adultos rotos por dentro porque la Iglesia sigue prefiriendo mirar hacia otro lado, hacia personas que no cometen ningún pecado porque solo están viviendo su vida como quieren.

AU REVOIR!!

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