jueves, 27 de septiembre de 2018

Ava Gardner y el franquismo

¡Buenos días rockers!

Hoy os quiero contar la vida que tuvo Ava Gardner en España cuando se instaló en 1953 en nuestro país. Vivió 13 aquí y sus juergas y devaneos sexuales escandalizaron a las autoridades franquistas y a la iglesia católica.
¿Queréis saber más? ;)

Cansado de tantas juergas, de tanto ruido y de tantísimo desenfreno sexual, Blas Piñar, que era director del Instituto de Cultura Hispánica, se plantó frente a uno de los dúplex del número 11 de la Avenida Dr. Arce de Madrid. Llamó a la puerta y abrió Ava Gardner. Desnuda y borracha, echó entre insultos al guardián de las esencias franquistas que durante la Transición lideró a la ultraderecha. Fuera de sí, Blas Piñar la denunció, pero aquello acabó en nada. Ava era más poderosa que él, ya que la respaldaban la Embajada Americana y un buen amigo suyo que era el jefe de la CIA en España cuando corrían los años 50.
La finca El Viso donde vivió la actriz.
Blas Piñar
La estrella tenía patente de corso en un país ahogado por depuraciones y misas en el que todo era delito y pecado. Y Ava los aprovechó como nadie: "mis vicios y escándalos son más interesantes que lo que cualquier novelista pueda fantasear". Nadie pudo controlarla ni dominarla. Tampoco en el Madrid de los años 50. Ni siquiera el franquismo.

En una España oscura, sin esperanza y hambrienta, Ava vivió juergas sin fin, sexo desenfrenado, bailes en tablaos y tardes de toros. Había estado en nuestro país en 1951 rodando Pandora y el holandés errante en la Costa Brava. Allí vivió una noche de pasión con el torero Mario Cabré. "Era guapo y yo estaba borracha. Un error terrible. Y lo de contárselo a Sinatra tampoco fue muy brillante. Vino a toda prisa a España, quería matar al pobre cabrón", dijo la actriz.
La actriz con Mario Cabré.
Aquí "muy feliz" con Frank Sinatra.
Ya separada de Frank Sinatra y recuperándose de un aborto, Ava aterrizó en Madrid dos años después. Y lo hizo para quedarse. Se instaló en el hotel Castellana Hilton, uno de los escenarios de sus fiestas regadas con jerez, bourbon y tequila.

En el hotel, la estrella daba propinas de hasta dos mil pesetas de la época. Una vez pidió músicos y velas. Colocó estas en el salón de su suite, mandó apagar las luces y, mientras los músicos cantaban, apareció en bata, se tiró al suelo y se la quitó. Cuando terminó la fiesta, echó a todos los cantaores menos a uno: "No, tú te quedas aquí".

Libre, excesiva y políticamente incorrecta, Ava fue la protagonista de noches sinfín cuando decidió quedarse en Madrid. Se compró una casa en La Moraleja y vivió en dos pisos de El Viso. Alternaba sus juergas en locales como Chicote, Riscal o Zambra y en tablaos como el de Lola Flores y el Pescaílla, con fiestas en su casa.

En su dúplex de la calle Arce se enfrentó a Blas Piñar y a otro ilustre vecino: el general Perón. El expresidente argentino tampoco soportaba su desenfreno. Tras varias quejas recibieron como respuesta de Ava: "¡Perón marica! ¡Perón cabrón!", subió con sus matones y una pistola. Ava no se amedrentó. Volvió a insultar al amigo de Franco que, desesperado, se mudó.
El general Perón
Sería Fraga Iribarne, más escandalizado si cabe, quien logró que se fuera de España. Presionó al Ministerio de Hacienda para que le reclamase lo que no había pagado en los 13 años que llevaba viviendo en nuestro país. Y Ava, la mujer que toreaba coches en la Castellana casi al amanecer, que un día volvió a casa en un camión de la basura y que se descalzaba para bailar en cuanto llegaba al local de moda, se mudó a Londres en 1967.
Manuel Fraga Iribarne.
Allí, la diva que desafió al franquismo murió en 1990 añorando los años en los que se bebió Madrid.

AU REVOIR!!

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